En la última visita a París, recién ocurrida la desgracia que calcinó Notre Dame y que me dejó el corazón triste, visité el Instituto del Mundo Árabe, cuyo edificio me había llamado muchas veces la atención. Me pareció absolutamente recomendable, considerando además mi interés por la cultura y la lengua árabes.
Después de un largo y delicioso paseo por Bastille y una estupenda comida en la calle Sedaine, a lo lejos se vislumbraba mi objetivo.
L’institut du Monde Arabe, en el V distrito de París, tiene la misión de difundir la cultura árabe, entendiéndose como colaboración entre Europa, Francia en particular y los países árabes. Fue inaugurado en 1987 por el Presidente de la República francesa François Mitterrand, formando parte de un plan general de urbanismo que incluía también el Arco de la Défense y la Biblioteca Nacional.
El edificio presenta una estética agradable, estando acristaladas todas las fachadas, cada una de manera diferente. Posee once plantas con distintas alturas, unas dedicadas al museo, otras a la biblioteca, al auditorio…

Asoma al Sena desde el Boulevard Saint Germain en el que está situado. Las vistas desde su terraza son muy hermosas, pues domina la Isla de San Luis, la parte posterior de Notre Dame y todo el río. Como hacía poco del incendio de la Catedral, aún se veían el humo y la desolación lo cual empañó un poco la visita.
En el Museo se exhiben piezas muy interesantes, algunas provenientes de yacimientos arqueológicos, objetos decorativos, cuadros… Entre éstos me llamó la atención uno, por llevar siempre los sentidos alerta en lo tocante a pintura. Consiste en una escena de dos amantes abrazados, dividida en ocho lienzos individuales. En cada uno de ellos se representa una pequeña parte de la imagen total. El efecto me pareció curioso y decidí ponerlo en práctica con el siguiente cuadro que ya tenía en mente.
Mi proyecto
A la vuelta, en Madrid, comencé con mi proyecto. Éste representa un tango. Lo he fragmentado en tres partes que he concebido correspondientes a tres etapas diferentes del baile y de la vida de la figura femenina central.

En la parte inferior, unas zapatillas viejas al lado de una maleta y en contraste con los elegantes zapatos de tacón, representan el pasado, el ayer.
La zona central muestra el momento actual, el hoy, el presente. La joven que, recién llegada de su pequeña ciudad, sentada sobre su maleta en la que guarda todas sus pertenencias, ha dejado aquella vida a un lado para intentar suerte en el baile. Porque eso es lo que quiere hacer, bailar.
El lienzo superior, en el que aparece una pareja perfectamente sincronizada, será el mañana, el futuro, el éxito.
Pintado al óleo, quiere asemejarse a un cartel. El título del cuadro será: “Tiempo de tango: ayer, hoy y mañana”.
¡Espero haber sabido comunicar lo que pretendía!